A veces, nos podemos llegar a sentir profundamente inseguros. Contamos con crisis que nos llevan a pensamientos, emociones y conductas recurrentes una y otra vez, y vemos el futuro con tanto desconcierto que no sabemos qué hacer. Pero ¿por qué no ver la incertidumbre como nuestra mejor aliada?
Walter Mehrer L
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Hoy exploraremos de qué se trata y cuáles pueden ser sus beneficios. Comenzaremos hablando sobre la aceptación. Después haremos hincapié en las siguientes acciones: conectar, enfocar y reiniciar. Además, abarcaremos el paradigma de la improvisación como modo de respuesta vital.
Incertidumbre, ¿de qué trata?
Según la Real Academia de la lengua española, la incertidumbre es ‘la falta de certidumbre’ y esta significa ‘certeza u obligación de cumplir algo’. En psicología, se habla ampliamente de la incertidumbre, sin embargo, suele asociarse a cómo afecta en la cotidianidad e, incluso, se hace énfasis en que está presente en algunos trastornos mentales como elemento nuclear.
Beneficios de la incertidumbre
Lo primero que hay que saber sobre la incertidumbre es que podemos verla desde una perspectiva más amable. De este modo, podremos integrarla en nuestra vida sin tener que luchar en su contra. Veamos qué beneficios nos puede traer.
Aceptar
Se trata de comprender que no tenemos todo bajo control. Así, será más fácil digerir que hay situaciones que no vemos venir y que, aunque estén ahí, no podemos hacer nada para frenarlas. Para ello, necesitamos ver todo desde otro ángulo. De este modo, nos permitiremos ver el mundo a través de una luz que no necesariamente debe ser negativa.
Conectar
La incertidumbre puede ser una aliada a la hora de trabajar el autoconocimiento. Podemos emprender un camino hacia una conexión profunda con nosotros. Se trata de ir en sintonía con lo que somos.
Significa conectar con el momento presente. Vivir pensando constantemente en el futuro nos conducirá al malestar, sobre todo cuando lo hacemos de manera constante. Entonces, podemos llegar a desarrollar ansiedad y frustración, sobre todo ante la idea de no tener el control.
Ahora bien, recordemos que la certeza de lo que vendrá no es posible. Entonces, ¿para qué amargarnos intentando buscar infinitas posibilidades? Es cierto que ante situaciones complejas solemos temer al futuro, pero esto no significa que hayamos tenido certeza sobre ello en algún momento. Podemos ver a la incertidumbre como una maravillosa oportunidad para descubrirnos.
Enfocarse
Se trata de dirigir nuestra atención hacia aquello que nos resulte beneficioso y de ir en sintonía con la conexión con nuestro presente. Esto nos permitirá aprovechar el valor de cada instante y de lo que tenemos. Para encaminarnos al enfoque podemos realizar actividades que nos hagan sentir mejor y propicien que centremos nuestra atención. Para cada uno funcionará una actividad diferente, por lo que a continuación plasmamos algunas ideas:
Ejercicio físico.
Pintar.
Bailar.
Escribir.
Meditar.
Estas actividades propician nuestro bienestar ya que nos ayudan a liberar neurotransmisores que incrementan la sensación de placer. Maravilloso, ¿verdad? No a todos nos funcionan igual, por eso es importante sintonizar con nuestra esencia.
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Reiniciar
En algunos momentos, nos centramos tanto en la situación estresante e incierta que desconectamos. ¿Por qué no dejar fluir? Hacerlo es realmente liberador; podemos, incluso, desarrollar nuevos hábitos, explorarnos y construir nuevos panoramas.
La incertidumbre puede llegar a ser tan beneficiosa que nos permita adaptarnos a nuevos entornos antes desconocidos. Es decir, comenzar a desempeñar funciones distintas, acomodarnos ante nuevas circunstancias, etc. Ahora bien, el paradigma de improvisación puede ser maravilloso para aprovechar la incertidumbre. Se trata de aprender de la improvisación. Por ejemplo, explorando las emociones, pensamientos y conductas que emergen y encaminándonos a gestionarlas.Para lograrlo debemos escucharnos de manera profunda, abrir la mente, no juzgar y colaborar con los demás. Se trata de ir afrontando lo que viene sin centrarnos en el pasado ni en el futuro. Esto no hará que desaparezca la incertidumbre, pero nos dará más confianza para seguir adelante sin ver la vida como un guion.
En suma, la incertidumbre puede ser nuestra mejor aliada o nuestra peor enemiga. Si la tomamos con perspectiva, podemos ver lo provechosa que puede resultar. Nos ayuda a conectar, enfocar y reiniciar. Por lo tanto, se constituye como una fabulosa herramienta para la adaptación que nos ayuda a fluir y a tener confianza a través de nuestra exploración, aceptando que no es posible tener todo bajo control.
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