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Walter Mehrer L - Sobrellevando la incertidumbre


¿POR QUÉ TENEMOS INCERTIDUMBRE?


El ser humano necesita ser capaz de dar sentido a lo que está ocurriendo en todos los ámbitos de su vida, con el objetivo de predecir y poder controlar la situación para tomar decisiones. Es decir, la incertidumbre está relacionada con la necesidad de saber qué es lo que va a ocurrir, de poder adelantarse en el tiempo para encontrar respuestas.


El miedo al futuro, el temor a que sucederá próximamente, está presente en numerosos acontecimientos de nuestro día a día, y nos puede afectar en diferentes áreas, siendo las más comunes la familiar, la laboral y la personal. En cierta manera, todos hemos podido vivir en algún momento con una situación de incertidumbre y la hemos podido de manejar de manera más o menos satisfactoria. Sin embargo, cuando lo que se produce es una situación que escapa totalmente de nuestro control y que puede afectarnos en el mismo momento tanto a nivel laboral, como familiar y personal, como es el caso de la pandemia por el COVID-19 que estamos viviendo, la incertidumbre puede ser extremadamente angustiosa.


Las reacciones emocionales más frecuentes en la actualidad por la situación en la que estamos son: miedo, ansiedad, culpa, irritabilidad, ira, rabia, dolor, tristeza, impotencia, ansiedad y depresión. Emociones que a su vez pueden provocar:


Reacciones físicas

  • Cansancio


  • Pérdida de apetito


  • Dolor de cabeza


  • Sed/ boca seca


  • Sudoración



Reacciones conductuales

  • Arrebatos emocionales


  • Bajo rendimiento laboral


  • Aislamiento social


  • Aumento de los conflictos familiares


  • Mayor necesidad de mantenerse ocupado


  • Aumento del tiempo de baja por enfermedad



Reacciones cognitivas

  • Falta de concentración


  • Confusión


  • Pensamientos e imágenes intrusivos


  • Problemas de memoria


  • Hipervigilancia


  • Deficiente toma de decisiones y resolución de problemas



Gestionar la incertidumbre es una de las tareas emocionales más difíciles de realizar, si bien, aunque en algunos casos la intervención de un especialista de la psicología se hace necesaria, existen una serie de pasos que podemos llevar a cabo cada uno de nosotros y que pueden ayudarnos a reducir y controlar todas las emociones que la incertidumbre nos provoca.



Para manejar la incertidumbre emocional ponte tus EPIS emocionales ¡Aquí los tiene!


En primer lugar, pregúntate si en este momento la situación realmente te está afectando o si estás preocupado porque piensas que te va a afectar próximamente.


Si la respuesta es que realmente te está afectando en el presente, el siguiente paso es analizar cada una de las áreas de tu vida, para ver en cuál o cuáles y de qué manera esta situación te está afectando, y de ese modo buscar una solución adecuada.


Si la respuesta es que estás preocupado porque crees que te puede afectar, es momento de poner en marcha ciertas herramientas para manejar la incertidumbre y otras emociones que esta situación te está generando:



ACEPTA TUS EMOCIONES


La situación extraordinaria en la que nos encontramos puede producirnos ansiedad, miedo, frustración...Todas ellas son normales, nos van a informar sobre cómo estamos y qué necesitamos. Acéptalas, sin juzgarte ni culparte por sentirlas.



MÍRATE


Tómate unos minutos a diario para darte cuenta de cómo estás, qué pensamientos tienes y qué mensaje te estás mandando. Puede que localices algún pensamiento que te esté generando ansiedad. Es el momento de tomar el control de tu mente y no permitir que sea ella la que te controle a ti. La práctica de técnicas de relajación, respiración o mindfulness puede serte útil.



VIVE EL PRESENTE


Céntrate en tu presente, en el aquí y ahora. Pon atención únicamente en el HOY y focaliza tu atención y tu energía en el momento presente. No sabemos qué va a pasar en los próximos días, por lo que si detectas que estás invirtiendo tu tiempo y tu energía en preocupaciones futuras, concéntrate en el momento actual, en lo que puedes hacer ahora mismo a corto plazo.


Es decir, cambia el foco de atención, deja de atender a la incertidumbre y piensa en ti, en tus fortalezas para manejar el momento presente.



ATIENDE ÚNICAMENTE LO QUE DEPENDE DE TI


Pregúntate qué cosas dependen de ti y qué otras escapan a tu control en esta situación. Acepta que no puedes tener el control de todo lo que sucede y pon tu esfuerzo en resolver únicamente las cosas que sí dependen de ti. Tan pronto puedas, comienza a realizar todo aquello que sí depende de ti, de este modo aumentará tu nivel de confianza tanto en ti como en la situación.



VIGILA TU ESTRÉS


Frente al estrés, mantente al acecho. Identifica aquellos síntomas que tienen que ver con estrés y pon en marcha las estrategias personales que te han servido en otras ocasiones: hacer deporte, escuchar una canción, imaginar un paisaje...



VALÓRATE


Pon atención a esos mensajes que te mandas que hacen peligrar la autoconfianza y autoestima. Apunta al final del día lo que has hecho bien y trata de aceptar las dificultadas que te hayas encontrado.



CONFÍA EN TI Y EN TU CAPACIDAD DE ADAPTARTE


Los seres humanos somos animales de costumbre y siempre terminamos acostumbrándonos a todo. Piensa en situaciones pasadas en las que viviste algún cambio que creías imposible de gestionar y de acostumbrarte y cómo finalmente lo hiciste. Esta vez no es diferente y también lograrás adaptarte a los nuevos cambios y a nuevas rutinas.



TOMATE UN RESPIRO


En la medida en que puedas haz una pequeña pausa en tu jornada laboral para descansar y auto observarte. Esto te ayudará a prevenir el estrés y la fatiga mental.



SE SOCIAL


No estás solo, el compañerismo y apoyo social entre los trabajadores es fundamental en estos momentos. Puedes buscar el apoyo de tus compañeros/as y delega si sientes que puedas estar desbordado. Comparte tus sensaciones con ellos/as.



DESCONECTA


Mantén el contacto con la familia y amigos fuera del trabajo. Comparte tus emociones con ellos. Realiza actividades placenteras. El ocio en estos momentos es nuestro gran aliado.



CUÍDATE


Mantén las rutinas de antes del confinamiento en la medida que puedas y adaptándolas a la situación fuera del horario de trabajo así como las actividades de ocio y de crecimiento personal. Concédete momentos y caprichos varios. Cuidar de ti mismo/a es una necesidad.



LO PRIMERO LO MÁS BASICO


Come sano y trata de mantener los horarios de las comidas. Hidrátate, bebe agua siempre que tengas oportunidad. Respeta el tiempo de descanso. Trata de dormir entre 7 y 8 horas. Un organismo mal alimentado y descansado no puede pretender rendir.



LIMITA LA TECNOLOGÍA


Limita la exposición a móviles y ordenadores y pon límite también a las redes sociales, grupos de WhatsApp, etc. que nos hacen perder un tiempo que podemos invertir en algo más productivo para uno mismo.


Utilizar alguno o todos de estos consejos como una herramienta, te ayudarán a reducir la incertidumbre, paliar sus efectos en nuestra vida diaria y a avanzar hacia la siguiente fase de la desescalada, que nos llevará paso a paso hacia la normalidad.

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